1

1

La Novena de Mahler . Adagio (cuarto movimiento) Es un bello día sobre las altas colinas

¡Oh dolor! 
¡Tú, que todo lo colmas! 
¡He escapado de ti! 
¡Oh muerte! 
¡Tú, que todo lo doblegas! 
¡Ahora has sido doblegada!

Texto de la Segunda Sinfonía "Resurrección" Quinto Movimiento (Texto de Gottlieb Friedrich Klopstock y Gustav Mahler)

La Novena concluye como ha empezado, con otro movimiento lento: un inmenso adagio, en él que muchos Mahlerianos coinciden que se trata de un inmenso y sereno Adiós a la Vida y al Mundo. Si acaso es un adiós a la vida, lo es sin ironía y sin sarcasmo. No hay rebeldía alguna en esta música en la que por fin las cuerdas tienen un protagonismo esencial.

Cuerdas profundas en las que resuenan el profundo dolor y amor que Mahler profesa hacia esta Tierra y esta Vida. Si acaso fuera música de despedida, es Mahler abrazado con dolor y con amor a esta Vida. Quizás es en esa profunda humanidad que evoca el Adagio donde Mahler ya no se encuentra con Bruckner.

“Los timbres, la típica inspiración Malheriana se ha fundido para dar paso a un timbre orquestal. No hay violencia, no hay brochazo. Todo eso movido, empujado, agitado como en los movimientos anteriores sería estremecimiento contra piedad: dejarlo quieto, largo y lento, es afirmar la Nada como consuelo; el que la música pueda seguir siempre, el que valga como música de fondo, como telón para representar la Nada indica su grandeza. La Nada como piedad.  La victoria sin violencia sobre Wagner es el gran capítulo para pasar a otra música , la de nuestro siglo." Federico Sopeña

En la partitura de Willem Mengelberg director holandés amigo de Mahler y difusor de sus sinfonías, se señala : “Canción a la vida de Mahler, el alma de Mahler canta su partida.” 

Estructura del movimiento

Como los movimientos precedentes, no está emparentado con ninguna forma rigurosa.

El Adagio Final retorna a la variación como estructura. Pero aquí no se trata de variación sobre una célula , sino de un esfuerzo en dos frentes: de un lado prolongación de la atmósfera del final del primer movimiento, sintiendo “la nada”; de otro con la cita casi literal del comienzo de otro Adagio antólogico: el de la Novena de Bruckner, por medio de su intervalo de séptima. De esta forma, Mahler consigue algo que casi no tiene precedentes : edificar un enorme discurso musical a base de la expansión-variación de un intervalo, supremo intento de melodía sin fin.

A lo largo de cuatro grandes secciones se recrea la indescriptible belleza de ese motivo, casi un himno bruckneriano pero con la toda la humanidad de Mahler, por supuesto. Finalmente la desintegración; al final de este bello adagio, más de siete minutos de música anhelando esta vez el silencio absoluto … Mahler parece haber asumido la idea de su propia extinción, encaminando a la música hacia un progresivo y sereno desvanecimiento, en el que la materia sonora se descompone, al igual que la corpórea, para pasar a formar parte de la naturaleza que tanto amó el último heredero de Beethoven.

Adagio:  Sehr Langsam und noch zurückhaltend. 
Muy Lento y retenidamente

59:29

Leonard Bernstein & Royal Concertgebouw Orchestra

Impresionantes los casi inaudibles minutos finales:

“ … lo mismo que en La Canción de la Tierra, , la tensión aumenta aquí hasta lo insoportable, no por acumulación de elementos sino por reducción de los mismos. Para mí sólo hay un punto distinto en la Novena: si en la Canción de la Tierra el fin se intuye por “fluido” de la música, en la Novena el final es abierto. Casi cabe hablar de aleatoriedad a distancia. Es tal el efecto entrecortante, respiratorio, de los silencios finales (con mayor duración que los mismos sonidos), que se siente físicamente la disyuntiva de que la música puede acabar o puede “permanecer” (perdurar), ajena a coordenadas tiempo-espacio; increíble forma de suspender una música más allá de su presencia sonora...” (Manuel Chapa )


Últimos compases del Adagio , morada de sonidos y silencios.

 "El mejor público es el que permanece el mayor tiempo posible en silencio al final de ciertas obras donde se representa la muerte, como la Novena de Mahler o el Requiem de Verdi. Esos silencios en los que al final nadie aplaude. Cuanto más dura el silencio, más se siente la presencia del público en la sala, que allí está, sin respirar apenas. Es otra acústica, otra atmósfera" 
(Claudio Abbado)



Reminiscencias y recuerdos

Algún comentarista de Mahler, como Donald Mitchell, ha notado la similitud del motivo bruckneriano de entrada al Adagio con el himno cristiano “Abide with me”: Permanece conmigo”. Un himno desconocido en el mundo germano de Mahler pero muy popular en el mundo anglosajón. Bien pudiera haberlo escuchado durante sus giras en los Estado Unidos.

Pronto el Adagio cita  un motivo perteneciente al cuarto movimiento de la Segunda Sinfonía, el conocido “Urlicht – Luz Pristina”; sinfonía por otra parte en la que Mahler había escogido como cimientos, la Muerte y la Resurrección. Este Adagio final parece citar el momento “Ich im Himmel Sein” de Urlicht (que viene a decir “Cuánto quisiera hallarme en el cielo”. ) 
Tanto al principio como al final de su obra, la idea de la muerte, del porqué de la vida y del más allá persigue a Mahler siempre en cada sinfonía.

Casi al final del Adagio, Mahler evoca los KindertotenliederCanciones a los Niños Muertos. Estas canciones fueron compuestas (1901-04) antes de la muerte de su hija, su pequeña Anna Maria, sobre poemas de Friedrich Rückert.
Se trata de la Cuarta canción: Oft denk ich, sie sind nur ausgegangen - A veces creo que sólo han salido a pasear
Mahler anota en la partitura, casi al final del Adagio la siguiente estrofa de esa canción: Es un bello día sobre las altas colinas", evocación de la tragedia personal que supuso la muerte de su hija en 1907. 




Sean los pentagramas de esta Novena Sinfonía los que asuman también la muerte de Anna Maria Mahler…
José Luis Pérez de Arteaga 




histoclasica@gmail.com 

No hay comentarios:

Publicar un comentario